Altea

Imagina un lugar con 3.000 horas de sol al año. Imagina un lugar lleno de paz frente al mar. Imagina una manada de delfines saltando al amanecer. Imagina un pueblo de casas blancas dibujado en el horizonte.

Deja de imaginar

Altea es una realidad

R

    efugio del poeta Rafael Alberti, el pintor Benjamín Palencia o el escritor Vicente Blasco Ibáñez, entre otros muchos, este legendario pueblo de pescadores ya existía en la época de los griegos. Situada en el cruce entre el Meridiano de Greenwich y la provincia de Alicante, la Perla de la Costa Blanca es el centro de operaciones de Flying Fish Tours.

Altea

"lugar de propiedades curativas" para los griegos, y, "atalaya" para los árabes, es hoy en día una comunidad multicultural en la que conviven pescadores y marineros de una tradición centenaria con turistas nacionales e internacionales.

A la orilla del Mediterráneo, protegida por la Sierra de Bernia, nos encontramos con La Perla de la Costa Blanca. Esta localidad alicantina, al norte de la Marina Baja, es el lugar desde el que opera Flying Fish Tours. Además de entregarle su nombre a la compañía, nos ofrece un paisaje de casas encaladas que perdurará para siempre en la memoria del viajero.

Una historia de piratas

Cuentan las historias de los viejos marineros que los piratas berberiscos se llevaban a los pobladores de Altea como esclavos a las tierras del norte de África. Para evitarlo, el rey Felipe II ordenó construir la torre Bombarda. Este puesto de vigilancia protegería la bahía de los ataques de los corsarios. Hoy en día la base de esta reliquia histórica sigue estando en pie vigilando la costa.